Este tipo de desórden provoca en quienes la padecen problemas a nivel fisiológico, emocional y social, por lo que afecta en forma integral a la persona.
Su característica principal es que quien lo padece no puede controlar la cantidad de alimento que ingiere, por lo que lo hace en grandes cantidades, aunque no sienta sensación de hambre o ya esté satisfecho, en resúmen se descontrola el consumo de comida. Puede ocasionarse cuando a la persona no le es posible tener control sobre una emoción negativa y esto aumenta su ansiedad, lo que origina un trastorno metabólico que finalmente es un círculo vicioso sin control: come, se angustia, come, se angustia..
También es ocasionada porque se inician numerosas dietas, las que no llegan a finalizarse o se rompen fácilmente, lo que origina una obsesión por la comida.
La culpabilidad es un sentimiento frecuente por no poder controlar el consumo de alimentos y esto lleva a la obsesión por mantener un peso en forma poco normal. La persona que come compulsivamente, se diferencia de los enfermos de bulimia y anorexia, en que no realizan acciones para contrarrestar el consumo, a saber, provocarse vómitos o tomar laxantes y diuréticos.
Estos trastornos llevan a que las personas que los sufren no pueden ser capaces de enfrentar de forma adecuada situaciones de estrés, problemas cotidianos y conflictos emocionales. Su autoestima es baja, tienden a ser perfeccionistas, demasiado exigentes y con rasgos de impulsividad. La comida es utilizada como una manera de aminorar el efecto que les producen situaciones difíciles de asumir.
Los comedores compulsivos, ya sea hombres o mujeres, utilizan su apariencia física para esconderse y crear una barrera entre ellos y la sociedad, no ser suficientemente buenos los hace sentirse culpables. Muchos de ellos habrían sido víctimas de abuso sexual.
La baja autoestima, sumada a la necesidad que tienen de ser aceptados, validados y queridos, hace que los momentos en los que se ingiere alimentos se conviertan en una obsesión y se utiliza para no recordar la inmensa frustración que les produce el no ser aceptados y la necesidad de ser queridos.
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